lunes, 22 de octubre de 2007

GUILLERMO PRIETO Y SU CRITICA SOBRE LA INSTRUCCION PUBLICA.

Una de las experiencias más terribles que sufrían los jóvenes residentes de la ciudad de México era la de ser internado en uno de los colegios de enseñanza primaria o superior. Casi todos lo egresados lamentaban los daños fisicos, morales e intelectuales que haí se infligían a los estudiantes y sin embargo, reformar estos lugares resulto una tarea imposible. El unico remedio fue clausuralos. Pero antes de llegar a esta determinación , corrío mucha tinta que condenaba los abusos y los malévolos efectos de los internados.

Guillermo Prieto no tuvo empacho en denunciar las irregularidades de tales instituciones y en delimitar cúales eran los problemas de hospedaje de los alumnos, y cúales los del plantel en cuestión como José Maria, Luis Mora, Mariano Otero, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano y otros escritores de la epoca.

Prieto vio con escandalo cómo los castigos impuestos a niños que se portaban mas en los dormitorios terminaban con su expuñsión del colegio, el cual debía ser únicamente lugar de estudio. Detras de la discusíon acerca de los internados subyacía un problema mucho más grave, el de la educación moral de los niños. Durante la Colonia y hasta la guerra de Reforma, hubo consenso encuanto ala necesidad de enseñar el catecismo religioso y un conportamiento respetuoso de las creencias y las buenas maneras.

Se supinia aunque no fuera cierto en la realidad, que la educación moral recibida en casa podría reproducirse en el ambiente monacal de los colegios, que actuaban como sustitutos de los padres de familia; o mas bien de la mujer, pues se creía " la buena educación solo se recibe en las casa paterna: los únicos maestros para esro son la madre y los hermanos. Pero en la practica, las multiples devociones religiosas, el uniforme escolar, la comida desazonada la ausencia de compañía femenina, las largas del estudio y actividades mecánicas hacian parecer a los colegios más como instituciones eclesíasticas que como escuelas capaces de sustituir el hogar.

Desde luego que su origen- seminarios para entrenamientos del clero, o instituciones manejadas por el clero- explica el fuerte sabor monacal que todavia conservaban en el siglo XIX .

Las tendencias secularizadoras del XIX propugnaban por un ambiente moral y educativo lejano de este cuadro represivo, caracteristico del internado. Desde la primera incursión ilustradas en México, a mediados del siglo XVIII , se habría creado mayor espacio dentro de la vida pública para actividades de naturaleza temporal: la politica y el comercio sobre todo. Prácticamente nadie estaba encontra de las doctrinas del catocilismo, pero no faltaron las criticas a la iglesia como institución y el deseo de convertir la religión en un asunto de individual, no una manifestación de piedad popular.

Esto equivaldria a hacer mayor hincapíe, en lo actual, en los asuntos temporales en el aquí y en el ahora, mantener la educación de los horarios de los niños solo adecuados para la vida monastica, vestidos con trajes tales que les llegaban hasta los tobillos, con miedos y consignas quiza convenientes para futuros clérigos pero no para futuros esposos y padres de familia, provocaba un profundo disgusto en hombres como GUILLERMO PRIETO.

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